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AEGOAT lo Celtico de Bretaña
Forêt de Broceliande
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Produccion: Cazaimagen
Cámara y Texto:Luz del Alba Belasko
Aegoat, nombre mitológico de esta zona de interior de Bretaña es uno de los territorios más esotéricos de la Europa atlántica. En su corazón, Broceliande coinciden las leyendas más sobrecogedoras de las sagas célticas, donde todo un mosaico de sensaciones gravitan en el ánimo del viajero nada más entrar en este fascinante lugar, porque en el denso accede su atmósfera y flotan las almas de los personajes más significativos de la mitología antigua y medieval.
El bosque, que tiene como referencia la villa de Pámpont, al suroeste de Rennes, ocupa una superficie de 7.600 hectáreas. Los caballeros de la Mesa Redonda encontraron en Broceliande un decorado a la medida de su destino y de su búsqueda. Arturo, su legendario rey, les ordenó encontrar el más preciado cáliz sagrado: el Santo Grial, que, según la tradición oral, estaba oculto en estos bosques de la Bretaña gala.
El mago Merlín, amigo y consejero del joven Arturo, fue el huésped privilegiado de Broceliande. La presencia de este druída impregna todavía la densa atmósfera de estos lugares. De este modo, la milagrosa Fuente do Barenton, al norte del pueblo de Beauvais, se fijó en el punto de encuentro con la hermosa hada Viviana. Merlín llegó a amar tanto a Viviana que no dudó en edificarle, en el estanque donde se duplica la silueta del castillo de Comper, en Concoret, una ciudadela de cristal.
Y fue allí, en aquel bucólico escenario donde la llamada "Dama del Lago" crió a Lancelot, el cual no tardaría en convertirse en uno de los más legendarios caballeros del rey Arturo. A pesar de la enorme diferencia de edad, Viviana amaba tanto a Merlín que no pudo contentarse de lo temporal. De este modo, gracias a los innumerables sortilegios que le había enseñado el mago, Viviana le echó un encanto en la Fuente de Juvencia, y el viejo druida al beber de sus aguas no tardó en rejuvenecer.
Después no dudó en retenerle como prisionero de amor dentro de nueve círculos mágicos, tan intangibles como el aire pero duros como la roca de granito, para la eternidad.
Historia y leyenda, mitología y cuentos se entrelazan en un viaje etéreo a través de los más ancestrales hitos de la historia y del mundo medieval.