Llegó de noche moribunda y discreta
con su blanquiazul descenso
así ligera y perversa
seduciendo a los ojos más castos
Su desliz dejo un infinito arretato
de almizcles congelados
y toda ella se lucío regodeada
entre las ramas del secoya y el
traspatio de la casa
Puberta entre los techos
espero el arribo del ave
que dejó un hueco-huella
sobre el desvelo frágil
de su blancura.
Santè
Luz del Alba Belasko